miércoles, 18 de febrero de 2015

Indispensable, la vinculación o alianza de organizaciones vecinales autónomas, independientes, no partidistas, frente a la amenaza de construcciones ilegales, infraestructura y megaproyectos inútiles y concesiones, programas, normas, reglamentos, leyes que afectan severamente la integridad, la supervivencia, la calidad de vida en los barrios, colonias, ejidos, pueblos. Posición de la Red en Defensa de la Ciudad de México discutida en el desayuno-reunión de trabajo del 21 de enero de 2015 y consultada entre esa fecha y el 8 de febrero de 2015.

Indispensable, la vinculación o alianza de organizaciones vecinales autónomas, independientes, no partidistas, frente a la amenaza de construcciones ilegales, infraestructura y megaproyectos inútiles y concesiones, programas, normas, reglamentos, leyes  que afectan severamente la integridad, la supervivencia, la calidad de vida en los barrios, colonias, ejidos, pueblos. Posición de la Red en Defensa de la Ciudad de México discutida en el desayuno-reunión de trabajo del 21 de enero de 2015 y consultada entre esa fecha y el 8 de febrero de 2015.

Como nunca antes en la ciudad de México proliferan los avisos de la construcción de torres, estadios, centros comerciales, remodelaciones de calles o avenidas o grandes edificaciones, distribuidores viales, segundos pisos, supervías, CETRAM, estaciones de ferrocarril, aeropuertos, equipamientos, ZODES, ADES, AGES, infraestructuras o megaproyectos los que por su tamaño y naturaleza afectan severamente el uso del suelo, la disponibilidad de agua y drenaje, el arbolado, la movilidad de los peatones y bicicleteros(la movilidad autónoma), la salud, la seguridad, la economía, el arraigo, la supervivencia de los vecinos de uno o varios barrios, colonias, ejidos, pueblos. Proliferan ahora, también, los permisos, las concesiones,  las normas, los decretos, los programas, las leyes de desarrollo urbano que destruyen la vida de muchas familias, comunidades y zonas del Distrito Federal. Hay mucha excitación entre los grandes empresarios por las nuevas condiciones de la economía, la finanza, la política y las inversiones extranjeras. Están desatados por los efectos del Libre Comercio en México: en parte chocan y confluyen la vieja corrupción e impunidad gubernamental con la globalización financierista y así se crea ahora un gran desquiciamiento económico y político. Las mafias empresariales y políticas de la ciudad de México  se internacionalizan y tecnifican sus acciones. El gobierno del DF cuenta ahora con expertos en negocios internacionales, como Salomón Chartariski, Simón Levy, Simón Neuman y Tanya Muller.

Ahora tenemos una secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda controlada por los cárteles inmobiliarios y unas secretarías del Medio Ambiente, Obras, Movilidad, al servicio de los grandes empresarios, tal como lo están la Asamblea Legislativa y los partidos. Todos estos profesionales de la política están dispuestos a negociar con el mejor postor los suelos, el agua y el aire; los partidos saben que para sostenerse indefinidamente en el poder cuentan con la gran abundancia de personas en la miseria que venden su voto por muy poco dinero y con las televisoras que les ofrecen votos a quien quiera pagarlos a muy alto costo. En los hechos, los funcionarios públicos y los diputados son elegidos por los grandes empresarios quienes pagan sus campañas; así se facilita la realización de grandes negocios publico-privados, por lo que están obligados a mentir, engañar, manipular por sistema a los ciudadanos y a ejecutar acciones muy contrarias al bien común. Los barrios, colonias, ejidos o pueblos de esta ciudad están ahora muy amenazados por  las nuevas condiciones políticas y económicas del DF: pueden perder en pocos meses la paz, la tranquilidad, la armonía, los bajos costos de la vivienda, el agua en abundancia, los viejos árboles, las áreas verdes, los comercios o las construcciones tradicionales o emblemáticas, la limpieza,  la calidad del aire, el silencio, las relaciones de apoyo mutuo entre los vecinos.

La autorización de nuevas construcciones ilegales en sitios inadecuados, infraestructuras o megaproyectos inútiles, o la entrega de permisos o concesiones a particulares, o la aprobación de programas o normas o decretos o leyes de desarrollo urbano, movilidad, agua, limpia,  pueden destruir en poco tiempo la economía y el ambiente de cualquier cuadra, calle, manzana, barrio, zona urbana. La embestida empresarial contra las comunidades de esta ciudad se intensifica cada día más: los inversionistas transnacionales los consideran como nuevas "tierras vírgenes" a conquistar y colonizar.  Los banqueros globalizados piden a los empresarios locales cada año más tecnificación, más "productividad" en su explotación del territorio, de las comunidades, de la ciudad, con el fin de que ellos puedan conservar sus altas tasas de utilidades. Por su parte, los economistas y mucho urbanistas exigen que los "mercados internacionales" definan los usos del suelo, la disponibilidad de agua, la movilidad, la sanidad, la limpia, la biodiversidad, el cuidado de plantas y animales, la salud, la educación; que sean las transnacionales las que controlen todos los espacios públicos y todas las operaciones gubernamentales  en cualquier territorio. La consigna: Privatizar cualquier espacio o actividad productiva.

En los altares de la "competitividad" y la "productividad" de la ciudad se sacrifican ríos, manantiales, chinampas, cultivos, bosques, arbolados, parques, barrancas, vestigios arqueológicos, monumentos, edificaciones de valor vecinal o arquitectónico, la calidad del aire, del agua y de los suelos, las comunidades territoriales enteras. A estas calamidades modernas se añaden ahora grandes amenazas mundiales, creadas por las empresas transnacionales, como el desastre climático, el agotamiento del petróleo convencional, la muerte del agua limpia subterránea y superficial, la rápida desaparición de especies animales y vegetales, el tsunami de la basura y los residuos tóxicos o peligrosos, así como, los valores introducidos por los economistas y empresarios que dominan hoy en día en México: la agresividad, el cinismo, la seducción manipuladora, la capacidad de dar golpes más y más bajos, la indiferencia al sufrimiento de los demás, la complacencia del consumidor irresponsable. Valores internacionales, transnacionales que terminan por agravar la situación urbana: los adoptan vecinos que acostumbran a tener perros bravos, cámaras de seguridad, altas bardas electrificadas, autos blindados, guaruras, policías privados, armamento pesado. 

Muere el arraigo en la ciudad de México. Cada año disminuye el tiempo de residencia de los vecinos en su localidad. Cada año aumenta el número de usuarios en los barrios, colonias y pueblos. Virtualmente ahora nadie vive donde vivieron su abuelos. Los vecinos tienen cada año menos tiempo para ocuparse de los asuntos de la cuadra o el barrio; las actividades chupatiempo- el transporte cotidiano, los trámites gubernamentales y bancarios, los empleos walmartizados- destruyen la actividad cívica.  Las comunidades son las grandes perdedoras en el proceso de industrialización y urbanización del  mundo: la economía, aliada con la ciencia y la tecnología, provoca su debilitamiento y destrucción: son sus grandes enemigos. Sin embargo, los ingentes problemas y amenazas que sufren hoy en día las comunidades de la ciudad de México sólo los pueden resolver sus propios vecinos: los funcionarios públicos y los empresarios solo ven en ellos formas de ganar poder y dinero. Los gobiernos y los partidos venden las causas vecinales, ciudadanas, al mejor postor. El Estado es enemigo nato de las comunidades territoriales y desde luego, de las culturas.  

Para defender a las comunidades territoriales de la amenaza del "desarrollo urbano", la "movilidad motorizada" y de la "modernización" se necesitan muchos vecinos muy comprometidos con su localidad; se requieren muchas reuniones convocadas por los mismos vecinos comprometidos, pues se necesitan acciones vecinales muy complejas, de gran calado, sostenidas por muchos años. Se requiere la INTERVENCION VECINAL en la administración pública, y para ello se necesitan organizaciones vecinales autónomas, independientes, rigurosamente no partidistas, con visión de largo plazo, principios, objetivos, formas de trabajo aprobados por sus integrantes y difundidos ampliamente en la comunidad territorial. No hay manera de defender a las comunidades territoriales con eficacia o solvencia por medio de las organizaciones vecinales creadas por los partidos, como lo son los comités ciudadanos, infestados de militantes partidistas o las redes u organizaciones sociales o civiles tuteladas por estos mismos partidos. Las leyes de "participación ciudadana" están hechas para evitar que exista la "participación ciudadana". Los diputados representan principalmente a intereses empresariales, los que pueden ser lícitos o ilícitos, sin embargo, en los hechos no nos representan. 

 En la defensa de pueblos, ejidos, barrios y colonias es fundamental el nacimiento espontaneo de la organización vecinal, no partidista, provocado por alguna agresión mayor del gobierno del DF o de la delegación política a la comunidad, o por otras circunstancias, como la existencia de grupos vecinales que se interesan por temas mundiales contemporáneos, como la ecología, la desigualdad, la cultura, la seguridad personal, la democracia, entre otros temas. Para prosperar y fortalecerse, este tipo de organización vecinal autónoma requiere de una muy diversificada vinculación con otras organizaciones cercanas de su mismo tipo en la misma demarcación o en las demarcaciones vecinas, con el fin de articular una visión política de ciudad y del mundo; con el fin de crear una red u organización de ciudad o delegación política que abra y conserve ligas o vínculos interregionales e internacionales. Virtualmente todas las delegaciones políticas del DF son ciudades por derecho propio.  Las redes u organizaciones autónomas que se ocupan de la ciudad en su conjunto requieren a su vez de ligas y vinculaciones con organizaciones temáticas regionales, nacionales e internacionales, como derechos humanos, ecología, descrecimiento, urbanismo, movilidad, vivienda, entre otras.  Así se crea un entramado que permite a los vecinos liberar su creatividad y fortalecer la autonomía y  la identidad de su pueblo, ejido, colonia o barrio. La autonomía de las comunidades es esencial en la defensa del territorio. De esta forma se relocaliza la vida y la economía y se frena la destrucción del cuerpo social y los bienes comunes. Por lo tanto, es indispensable crear una alianza de organizaciones autónomas, independientes, no partidistas de la ciudad de México, con el fin de propiciar el nacimiento de barrios, colonias, ejidos y pueblos que tengan asegurada el agua y el aire limpios, la alimentación sana, la vivienda adecuada, la movilidad convivencial, el cuidado de los animales y la preservación de especies endémicas y en peligro de extinción, la conservación de vestigios arqueológicos,  monumentos históricos y edificaciones de valor arquitectónico,  la limpia conveniente, el aprendizaje de la naturaleza, el florecimiento de las culturas.  

México DF  16 de febrero de 2015  

Red en Defensa de la Ciudad de México 

Adriana Bermeo, Adriana Gómez, Adriana Matalonga, Aline Fernanda, Ana María Yustis, Anhai Martínez, André Prieur, Aurora Marín, Bianca Sandoval, Carmen Espino, Cecilia Brañas, David Jiménez, Edgardo Mota, Eduardo Farah, Eduardo Soriano, Fabián Carvallo, Gabriela Vega, Gabriel Valencia, German Vargas, Guadalupe Tron, Gustavo Romero, Heriberto Salas, Jacqueline Bolaños, Javier Osorno, Jonathan Arroyo, José Ignacio Félix Díaz, José María Bilbao, Juan Manuel Pomares, Karen Zúñiga, María de Lourdes Ríos, María Díaz Santos, María Elena Contreras Domínguez, María de Lourdes Ríos, Mario Marroquín Castillo, Mario Rechy, Mauricio Villegas, Miguel Valencia, Patricia Carrera, Pedro Luis Burrola Ávila, Ricardo Alcaraz Vargas, Ricardo Zúñiga, Roberto Christian Domínguez, Rodolfo Ramírez Velázquez, Sara Espíritu, Sharon Sánchez, Soledad Osorio, Sonia Verónica Coronado Hidalgo, Susana Clares Popoca, Susana Morales, Tulia Roa Castro. 

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